Artículos

La metáfora del corazón

La metáfora del corazón tiene un grado de difusión y aceptación tan grande que ha perdido toda su fuerza, como sucede con un clisé, obteniendo rendimientos decrecientes a cada repetición. Joao Cabral dijo una vez a Vinicius "¿No podés cantar una canción dedicada a otra víscera del cuerpo?". Es decir, ¿qué dice de una persona hacer lo que todos hacen, decir lo que todos dicen?

Haz clic en la imagen para leer el texto completo.

La pérdida de identidad en dos obras de la comarca rioplatense 

Dos obras tratan el tema de la identidad desde aspectos totalmente disímiles: uno, Jorge Barón Biza, desde la autobiografía; el otro, Juan Carlos Onetti, desde la construcción de mundos a la que ya apunta con sus obras anteriores, pero nunca a tal nivel como en La vida breve (1950). En ambos casos, al modificar un rostro se modifica un destino. 

Haz clic en la imagen para leer el texto completo.

Cómo leer

Cómo decirle a alguien la forma en que tiene que leer con una cara seria no es una tarea fácil. Requiere de una persona creída, presuntuosa, totalmente ignorante de que hay varias formas de leer y todas son tan válidas como la anterior o la siguiente. Así que felicitaciones para mí.

La primera regla viene con el primer addendum. Es la máxima de Borges sobre dejar un libro si les aburre, aunque sea famoso, moderno o antiguo, recomendado, lo que sea. La parte que muchas veces se olvida es que, si dejan ese libro, deben tomar otro. Eso es mucho muy importante.

Ahora, antes de volverme un plagio de Daniel Pennac, quiero decir que no sigo la primera regla. Desde que empecé a interesarme por la literatura que me pareció la primera orden de acción, el movimiento lógico, leer los clásicos primero. Me ahogué en los centenares de páginas de El Idiota, de Dostoievski, soporté las eternas descripciones de Sthendal en Rojo y Negro, renegué una y otra vez sobre cómo extrañaba el infierno al tambalearme hacia delante por el purgatorio y paraíso de La Divina Comedia, de Dante Alighieri. Todo para decir que lo leí, como un logro personal que podría recordar con una sonrisa, alguna que otra vez mencionar/presumir el hecho.

Si quisiera salvaguardar mi hubris al asegurar que el haber leído esos libros me fue útil a la larga como acervo cultural, referencia en mi propia producción o excusa de cualquier tipo para justificarme que no ha sido una pérdida de tiempo, no podría. Y aun así los leería de nuevo de hacer todo de nuevo. Así de testarudo soy.

Asimismo, dejar de lado un libro antes de terminarlo me cuesta horrores. Debería ser sencillo extrapolar la falta de destreza técnica de un cuarto de una obra al resto de la misma, pero por alguna razón sigo. Como todos, quiero conocer el final. Sin importar cuan insatisfactorio sea, está ahí y sería mi culpa de no enterarme cuál es.

Esto no está saliendo tan bien... a ver, ¿qué decía Pennac? "Derecho a leer en cualquier lugar"; "Derecho a hojear", ok; "Derecho a leer en voz alta", ok; "Derecho a saltearse páginas", mmm... ¿cómo puedo aceptar esto?; "Derecho a leer cualquier cosa", ¿qué? No, no cualquier cosa. Incluso el Derecho a releer, que es bastante coherente (debí releer Como una novela para estos párrafos), me resulta bastante conflictivo con todo lo que hay para conocer nuevo. Hay muy pocas cosas que he leído más de una vez: El túnel, mi libro favorito, cuentos de Borges para probarme que esta vez quizá los pueda entender.

Otro addendum, ahora en relación a esta última referencia, podría venir en el modo de un debate sobre el mejor medio para leer: papel o digital. Respuesta rápida: papel. Respuesta larga: un poco y un poco. Respuesta desglosada: papel para la literatura, digital para todo en lo cual un hipervínculo y un buscador sea de utilidad (noticias, diccionarios, material técnico, la lista sigue).

No pretendo ayudar a nadie. Solo cada uno puede aprender la forma en que leer sea algo instructivo e influyente en sus vidas. La única regla o derecho de todas estas que me parece imprescindible es la primera adenda: siempre debes tomar el siguiente libro. 

Cómo leer (me)

¿Recuerdan cuando les hablé de personas creídas y presuntuosas en el artículo anterior? No lo creo. Ese tiene al día en que escribo X visitantes, por lo cuál no sé a quién le estoy hablando. ¡Hola, mamá! Hoy voy a casa a cenar, comprá un vino.

De cualquier manera, para quien sea que lea esto, hay algunas bases que sentar de querer leer mis cuentos, microrrelatos y, en especial, mi novela.

En primer lugar, uso muchas subordinadas. No es mi intención generar dudas en el lector, que deban releer una frase una y otra vez por la inseguridad que genera la posibilidad de, quizá, haberse perdido el punto de la oración en el camino, sino la plena inhabilidad de lograr el cometido en una menor cantidad de caracteres, lo que redunda una oración dentro de otra, dentro de otra más a veces, como salida fácil enmascarada en pseudointelectualidad para líneas argumentales completas. Me gusta, de todos modos. No voy a dejar de hacerlo.

Otra cuestión muy importante es mi uso del wangst (pormanteau de 'lloriqueo' y 'angustia', en inglés). En Control es utilizado de forma satírica, producto de una profunda transformación de lo que era un uso literal y directo en muchos de mis escritos previos. Es difícil salir de ese espacio mental donde todo parece demasiado grave. Por suerte, el lector es asistente a la versión editada de tantos lamentos, único caso en el mundo cuando la censura es un beneficio.

De la misma manera, el humor es algo que puede pasar desapercibido según como es tomado en cada obra. Mis cuentos de humor ('Mi diálogo con borges', 'La mujer de la rosa blanca') son, espero, fáciles de reconocer. Hay casos, sin embargo, cuando determinar la intención de un cuento es más complicada; determinar si es un cuento en su totalidad, de hecho. 'Con esta tesis se aporta una mirada distinta que trasciende el ámbito estrictamente jurídico' una vez fue rechazado en un concurso por no ser un texto "del genéro cuento" por sus organizadores. En él cuento la historia de un hombre obligado por su empleador a escribir una laudatoria introducción a la tesis de grado de su hijo. El uso del modismo "damning with faint praise" aplicado para alabar aquí la pobre investigación, poco ortodoxa escritura y, en especial, la juventud del tesista es tan claro que resulta inverosímil que pueda volar por sobre las cabezas de ciertas personas. Aún así, me veo obligado a informar que sí, estaba haciendo un chiste.

Por último, quiero decir que utilizo muchas referencias y mi sueño es que, como Tarantino una vez apostó un millón de dólares para quien descubriera todas las referencias que restregó por Kill Bill, yo quisiera que haya alguien que las reconociera todas, o al menos, o mejor aun, tener la oportunidad de repasarlas una por una con un público atento y responsivo. La historia juzgará la prevalencia de ese deseo en mí.

En definitiva, todavía tengo mucho para mejorar. Soy un caso de confusión entre profundidad y oscuridad, así que, mientras aclaro el camino, el mejor consejo es: con paciencia. Esa sí que es una subordinada.

Un problema de comunicación

Hay un momento en el que estás confundido y tratás de crear sentido por tu cuenta. Escribís o hablás a quien quiera escuchar y todo es muy abstracto y nadie, ni siquiera vos después de un tiempo, sabe de lo que estás hablando. 

Haz clic en la imagen para leer el texto completo.